lunes, 13 de julio de 2009

Salem.

Salem corría a través de los hilos de agua. Notaba el frescor en su cara y el pelo empapado chorreando en la espalda. El viento helado y viciado le cortaba el aliento y le producía náuseas, el suelo resbaladizo le hacía perder el equilibrio. La enésima vez que cayó la rodilla empezó a sangrar. Le dolía todo el cuerpo, llena de moratones y magulladuras. Se paró a tomar aliento y de nuevo un escalofrío recorrió todo su ser. Miró hacia atrás, de nuevo aterrorizada.
¿De qué huía? No lo sabía, no los había visto pero los sentía. Oía sus pisadas, sentía su aliento cálido en la nuca. Estaba helada y paralizada de puro pánico.
Trató de tranquilizarse, de creer que no estaba en esa cueva húmeda, fría y nauseabunda, esa gruta de los horrores en la que creía podía refugiarse. No había servido de nada.
Un crujido a su izquierda. Sus sentidos se agudizaron, su corazón se ralentizó, la adrenalina se disparó. Lentamente, se giró al lugar donde se había producido el sonido y se encontró con la criatura. Monstruosa, un cúmulo de dos metros de carne apestosa, músculos nervudos que se crispaban a medida que aumentaba su furia. Fieros ojos, dientes afilados. Salem dió un paso atrás y las rápidas piernas del montruo le dieron alcance en milésimas de segundo.
En el instante en que los colmillos de la bestia se cerraban sobre su cuerpo, Salem perdió la cosciencia.

...

Bu-bum. Bu-bum. Bu-bum.
El constante latido de su corazón le resultaba molesto. Al ritmo que sus sentidos se desperezaban, el dolor en su cuerpo se hizo más y más intenso, hasta el límite de ser casi palpable. Abrió los ojos y la luz la deslumbró. La sala le resultaba completamente desconocida. Era blanca, con extraños sonidos -pii, pii, pii- que coincidían con sus latidos. Estaba envuelta en la misma blancura, en una cama con barras a los lados.

Atada.

Cuando la histeria comenzaba a aflorar entró una mujer, no pasaría los veinte años, ataviada con un uniforme. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? Tranquila, ahora estás a salvo. Pero ¿quién es usted? ¿Por qué estoy atada? Tranquilícese, por favor.
La chica se acercó y revisó unos tubitos que conectaban su cuerpo a bolsas transparentes. Inyectó algo y una modorra se instaló en su cuerpo. Se escuchaban unos pasos.
¿Le ha suministrado el calmante? Sí, doctora, estaba muy nerviosa y había riesgo de un nuevo ataque. Pobre chiquilla, cinco años interna y aún sufre estas recaídas... ¿Cinco años? Pero si es una niña. Ingresó con nueve años víctima de alucinaciones y esquizofrenia paranoide.
La chica ahogó un ruido de sorpresa.
¿Tan joven? ¿No hubiese estado mejor en un centro especializado en niños? Sí, pero la familia estaba decidida a ingresarla aquí. Bueno, señorita Vilda, hay pacientes que necesitan su atención y aquí ya no hay nada que hacer.
La chica asintió.
¡Ah! Se me olvidaba recordarle que esta tarde llegan los nuevos internos, los de la fase de prueba, debe asegurarse de que no tien...

miércoles, 10 de junio de 2009

Bienvenidos.

Les doy la bienvenida al centro "Luz de día". Aquí las personas vienen a recuperar su cordura y con ella la felicidad. Durante un periodo de tiempo, aún por determinar, estarán en una fase de prueba, parecida a una cuarentena. Recuerden que, si en el transcurso de su estancia dan muestra de algún síntoma, nos veremos obligados a ingresarles.

Para evitar el contagio, deben seguir estas normas:

1. Nunca hablen con los enfermos.
2. Eviten las zonas compartidas.
3. Como medida de seguridad, deben depositar cada día el pijama en la cesta que hay al lado de cada habitación.
4. No deben salir de la habitación entre las 8 de la tarde y las 8 de la mañana. Cualquiera que quebrante el toque de queda será ingresado de forma inmediata.
5. Desde el momento en que cruzan las puertas, pasan a ser residentes del centro y, por lo tanto, deben comportarse como tales siguiendo las normas.
6. Está vetado cualquier contacto con familiares.
7. Si cae enfermo durante su estancia, será llevado a la "zona de cuarentena".
8. Dicha zona será de uso EXCLUSIVO para los responsables del centro y los enfermos.
9. Nadie, repito NADIE bajo ningún concepto puede entrar en la "zona de cuarentena" sin estar autorizado.
10. Cualquiera que infrinja estas normas será ingresado de forma inmediata y tendrá el correspondiente castigo.

Sin más, les deseo una feliz estancia en nuestro centro.

Atentamente,
Soledad Aguilar.
Dtra. del centro